Reportero: Arturo Vega Zaldívar
Fotografías: Alejandro Hurtado Farfán

En Italia, desde la segunda posguerra, el diseño ha sido uno de los elementos más poderosos de transformación social y económica y ha representado la capacidad de un país, no solo para relanzar la economía, sino también para mejorar la calidad de vida del mayor número posible de personas, expresó el diseñador Francesco Faccin durante la conferencia magistral titulada Fabricar valor. Inclusión, innovación y sostenibilidad, organizada en el marco del 50 aniversario de la UAM y la conmemoración del Día del diseño italiano 2024.

Agregó que en “Europa, el diseño italiano ha sido una referencia total, ha sido y es icónico, pero hablamos de algo que sucedió en el siglo pasado cuando las condiciones económicas, políticas y sociales eran muy diferentes”.

Francesco Faccin, quien tiene su estudio-taller en Milán, aseguró que “los retos actuales han cambiado profundamente; la sociedad ha cambiado y por eso el diseño tiene que actualizarse. No se puede seguir imaginando el diseño del futuro, observando el diseño del pasado; hay que estudiarlo, pero hay que imaginar nuevas maneras. Hay muchas cuestiones urgentes que resolver y el diseño puede contribuir de forma social; el diseño puede y debe ser hoy, un catalizador de disciplina como la ciencia, la tecnología, la botánica, la geología, la antropología y muchas disciplinas más”.

En la ponencia, realizada en sala Martín L. Gutiérrez de la unidad Azcapotzalco de la UAM y organizada por la embajada de Italia en México, el Instituto Italiano de Cultura y el Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo de la División de CyAD, Faccin adicionó que “el diseño puede ser una forma de hacer concreto y visible temas abstractos que de otro modo quedarían teóricos e inconclusos; el diseño es mucho más que una profesión que se ocupa de las formas de los objetos; es una herramienta para entender que hay que cambiar la realidad; cualquier diseñador o arquitecto tiene que enfrentarse con la forma; al final, la forma es lo que hace que el pensamiento teórico pueda concretizarse en algo y esa forma tiene significado”.

Al referirse a uno de los temas del título de su conferencia magistral, la cual fue coordinada y moderada por el profesor Alejandro Hurtado Farfán del Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo, manifestó que “cuando se habla de sostenibilidad siempre se piensa en materiales innovadores, reciclables, pero se habla muy poco de que la sostenibilidad tiene que ver mucho con el sentido de las cosas, con que si trabajas un nuevo producto o una nueva arquitectura tiene que tener sentido respecto a los temas generales y con los retos de ese momento histórico; no podemos diseñar un producto simplemente porque decimos que es bonito, que tiene bonita forma o color, eso ya no puede ocurrir”.

Para el diseñador italiano, ser contemporáneo es una obsesión que el diseñador y el arquitecto tienen que tener; contemporáneo, no de estética, sino de contenido y significado. El diseño no solo es una herramienta para producir belleza y mejorar la funcionalidad, sino una clave para activar la participación y los cambios sociales; hablar de diseño significa necesariamente hablar de cadenas de producción, deforestación, movimiento de bienes y recursos por tierra y mar, cultura local y global, alienación laboral, en otras palabras, de política. Cada diseñador tiene que enfrentarse con estos temas, quien no lo hace está empezando mal, es como estar fuera de tiempo y de su época; estos temas tienen que ser centrales en cada trabajo contemporáneo.

Se define, no como diseñador, sino como proyectista; “proyectar significa lanzar adelante y eso es lo que hacemos nosotros, diseñamos productos que tienen repercusiones en el futuro, todos los proyectos tienen consecuencias en el futuro, o sea, que depende de nosotros como diseñadores si queremos lanzar hacia el futuro basura o belleza”.

Después dijo: “Nosotros como diseñadores tenemos mucha influencia en la industria; son muy pocos los empresarios que tienen una visión de sostenibilidad”. Hay empresarios que, con ayuda de un diseñador que tiene cultura y sensibilidad, puede cambiar su punto de vista.

El diseñador de objetos sostenibles, innovadores e inclusivos aseguró que “la única manera que tenemos de producir calidad y ser innovadores es remitirnos a los modelos del pasado que nos muestran el asombroso nivel de calidad que la humanidad es capaz de alcanzar en todos los campos. Toda la tecnología, el arte, la cultura son el lento resultado de un proceso enraizado en la noche de los tiempos que nos a traído hasta aquí para bien o para mal y sería un error mirar hacia el futuro sin un profundo conocimiento y respeto del pasado; ese es mi punto de vista teórico, pero luego hay que aplicarlo a la realidad”.

Después de compartir algunas premisas teóricas, así como su cosmovisión del diseño industrial y su andar en el mundo estudiantil, laboral y profesional durante veinte años y para dar cuenta de la forma en que su pensamiento teórico lo lleva a la praxis presentó imágenes de tres proyectos relevantes.

Explicó que, en el primer caso, llegó un cliente de la empresa Asten y pidió una lámpara de madera; solicitó diseñar un producto que al final del ciclo de vida pudiera ser sostenible. Realizó el diseño de una lámpara denominada PEPA, la cual tiene un sistema de engranaje y cuatro tornillos, que al desarmarla queda solo la madera y se puede utilizar para la chimenea; “la idea fue evitar que tuviera cable, separar muy bien la parte técnica del cuerpo del objeto y queda la parte orgánica que es madera pura porque no tiene barniz”.

Francesco Faccin agregó que le asignó el nombre de PEPA porque pp en italiano es pimienta y la lámpara funciona exactamente como una pimientera; para encender no requiere interruptor, ni cable. El diseño y desarrollo del proyecto “me interesaba también como reflexión de que vamos en una dirección de que la tecnología permite hacer cosas, pero también me importa mucho la conexión entre el futuro y lo que ha sido la evolución natural de la forma en que interactuamos con los objetos; entramos en una relación íntima con la luz, nuestro cuerpo o nosotros somos el interruptor de la lámpara”.

La lámpara PEPA salió al mercado en el año 2020 y luego se dejó de vender porque usa un microchip y durante la pandemia se bloqueó la adquisición de microcircuitos que llegaban de China y en Europa no existe una fábrica de este producto. Del proyecto surgieron dos patentes: una, del interruptor magnético y, la otra, para la impresión de circuitos.

Después de mostrar las imágenes y explicar el desarrollo del proyecto PEPA, dijo: “Me interesa mucho conocer la forma en que la tecnología puede evolucionar los productos; si pudiera imaginar un futuro a mi medida, me imaginaría mucha tecnología, pero integrada en productos orgánicos y con materiales naturales”.

El segundo proyecto que compartió fue el diseño, desarrollo y utilidad de una colmena urbana (Honey Factory); el proyecto se lo solicitaron para instalarlo en una de las plazas de la EXPO 2015 realizada en Milán, Italia, y que en esa edición abordó el tema Alimentar el Planeta, energía para la vida. “Estaba metido en el mundo de las abejas, porque estaba empezando un proyecto y propuse trabajar con el tema de la apicultura urbana y me pasé un año investigando lo que es la micro arquitectura. En cada país, los apicultores utilizan diferentes materiales y técnicas constructivas”.

Trabajó el proyecto con la idea de tener una pequeña arquitectura para instalarla en la Exposición Universal, pero también que pudiera tener utilidad en otras ciudades. Confeccionó una colmena urbana de cuatro y medio metros de altura, la forma de la micro arquitectura –colmena- está diseñada a esa medida para que adentro este el apicultor trabajando cómodamente, tiene una ventana para que quien este afuera pueda observar el trabajo del apicultor y los panales; “los límites en un proyecto te ayudan y guían a darle una forma al proyecto; los límites, poco a poco, te van diseñando el producto”.

Después de diseñar, desarrollar y presentar la colmena en la EXPO 2015, se instalaron veinte en Seúl, Corea, pero también se replicaron en Alemania, Italia y en jardines de escuelas de diseño, “son estructuras, que además de utilizarse para actividades didácticas, dan mucha vida a las plantas por la presencia de las abejas. El producto lo solicitan mucho porque lo entienden como una herramienta para que la las personas se puedan acercar realmente. Durante las actividades escolares, los niños interactúen con las abejas y hasta pueden tomar miel directamente; es como una forma de empatizar con un problema”.

El tercer proyecto lo elaboró para la empresa NaturaSi, especializada en comida orgánica; es la primera cadena de negocios de este tipo fundada en Europa en 1986. La empresa solicitó un proyecto de tiendas de comida orgánica para los barrios; “el cliente pidió un proyecto de tiendas que tuvieran el sabor del campo”.

El proyecto consistió en reutilizar las cajas que los empresarios agrícolas y campesinos utilizan para entregar sus productos en el almacén central de la empresa NaturaSi; envían sus productos en cajas de madera y plástico de diferentes medidas y son miles de cajas las que utilizan.

El proyecto lo denominó Nudo porque en italiano significa desnudo y el cliente solicitó que todo debería de ser auténtico y original, es decir, que cada tienda se personalizara utilizando invariablemente las cajas de plástico para exhibir los productos y propuso utilizar materiales auténticos, en lugar de otro tipo de materiales como madera plastificada. El diseñador italiano proyectó que la estética de la fruta y verdura coincidan con la autenticidad de los materiales.